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El valor de los regalos

¿les damos el valor real a los regalos?

Una vez me contaron, que cuando se hace una pedida de mano, el anillo debe ser el sumando de tres mensualidades. Me sorprendió mucho. Tanto por saber, que va tan estrechamente relacionado el anillo con la nómina de cada uno como por lo arcaico que me parece.

Entiendo que hace 50 años, convencer a los futuros suegros, que eres un buen partido para su hija era importante. El enseñarles un pedrusco de valor, dice indirectamente la capacidad económica del pretendiente. Qué tiempos aquellos, en los que una persona entraba en una empresa, sabiendo que sería un trabajo para toda la vida y que sería capaz de mantener a una familia. 

El valor de los regalos
El valor real, es el que le demos nosotros

Está muy bien, que ya no necesitas casarte para que una pareja se independice y una persona soltera, se pueda ir de casa de sus padres. Únicamente por el placer de vivir sola. Sin decir que hace 50 años una mujer no se podía ir de casa de sus padres hasta que no se casase. Pero no pasaría nada si se mantuviese eso de con un único sueldo mantener una familia

No me digan que ahora tenemos internet y móviles… No son artículos de lujo, son artículos de necesidad. Nos obligan a tener internet, sinó no podemos hacer algo tan necesario como hacer cualquier trámite, sin mencionar que nos mandan todo o casi todo ya por correo electrónico. Nos obligan a tener teléfono, pues sino ¿cómo te va a llamar el médico? o el técnico de turno. Si no hay nadie en casa para recibir una llamada en un teléfono fijo. Estos son asuntos para otro día.

Damos valor a las personas por el valor económico que pensamos que tienen

Hay cosas que no cambian. Parece que, tanto antes como ahora, solo damos valor a las cosas por lo que cuestan monetariamente. Esperamos que la persona que tenga “más cuartos” nos haga un regalo más caro. Nos ofendemos cuando una persona nos hace un regalo de poco valor económico. Y se suele, menos mal que no todo el mundo, valorar más a las personas. No por el trabajo que tengan, sino por el dinero que ganan. Claramente un trabajo que se cataloga como bueno, viene acompañado de una buena remuneración económica. Si no trabaja, pero tiene dinero, es maja la persona. Eso sí, sino es un vago.

¿Por qué viene todo lo anterior? Pues porque medimos mal. Porque pensamos, inconscientemente, que lo mejor que nos pueden regalar las personas es su dinero. Pero, como casi todo en la vida, erramos. Los niños son los que tienen la solución. Esos pequeños que aún no están contaminados. Esas enanas o enanos para los que el dinero no tiene ningún valor. Simplemente, observando un poco, podemos ver cual es el mayor regalo para ellos. Que les dediquemos tiempo. 

El mejor regalo que podemos hacer es nuestro tiempo

No voy a decir que a un niño no le haga ilusión abrir un regalo. Tampoco tener el juguete de moda (ese que no sabía que lo quería hace dos días). Ese juguete que tiene su amigo. Por la simple razón de que es más fácil, para la persona que se lo ha regalado, el gastar dinero que dedicar tiempo. Mis “juguetes” (esos enanos que me rodean), no son conscientes de que les regalo siempre que puedo lo más valioso que tengo. Mi tiempo para jugar con ellos, para estar juntos. El día de mañana se acordarán de los ratos que pasábamos juntos y se darán cuenta del valor real de mis regalos. Aunque ahora me digan que soy un rata.

Es mi manera de ver la vida, no es ni mejor ni peor. Únicamente doy a conocer mi forma de actuar. Al final si haces algo tienes que estar convencido de hacerlo. Jamás se deben hacer cosas por modas o por complacer a terceras personas. Yo estoy convencido de que mi tiempo es mi mejor regalo, no solo para ellos sino para mi también.

El dinero se gana y se pierde, el tiempo solo se debe disfrutar